CAFÉ

El Café en sí tiene una historia muy vasta, desde su descubrimiento, origen, comercio, clases y percepciones, hasta sus connotaciones negativas o perjudiciales por sus efectos. Siendo tan amplio su espectro, enfoquémonos en un contexto trofoterapéutico.
En Trofoterapia, el tema del café es muy recurrente sobre si “se puede” o no seguir tomando durante un programa de desintoxicación. Más allá del si es bueno o malo, hablemos por qué se debe suspender su consumo por un tiempo.
Durante un proceso de desintoxicación general, te encuentras en ingesta sustancial de nutrientes y enzimas vivas, minerales, proteínas de manera gradual, grasas buenas y mucho líquido, con el fin de darle al cuerpo el material necesario para la formación de tejidos, reparación de daños, aporte energético y limpieza orgánica celular. Eso es parte del trabajo que realizan los alimentos en ti, y definitivamente existe “comida” que no cumple para nada este propósito básico. No es el caso del café por supuesto. Sin embargo en primera instancia, los nutrientes mencionados, al ser mezclados tanto digestivamente, como bioquímicamente, con el café terminan “perdiendo”, es decir, la metabolización de los ingredientes del café es prioritaria a los otros nutrientes. Y al quedar estos en segundo término se degradan más, y probablemente se pierdan, cosa que no tiene caso si es que decidiste hacer un programa detox que aporte nutrientes y regenere tu cuerpo, ¿no lo crees?. Aparte al ser muy diurético se da otro efecto de pérdida de nutrientes que no va, en tanto estamos buscando lo contrario ¿ok?. Por eso, durante un programa detox no hay café.
Sin duda esta bebida tiene muchísimos beneficios, se relaciona con prevención y control de diabetes, ayuda a mejorar la memoria a corto plazo, previene enfermedad de Alzheimer, es totalmente antidepresivo, al ser vaso constrictor ayuda a eliminar algunas cefaleas, aporta antioxidantes que ralentizan el envejecimiento. Finalmente como cafeína, es una droga, y repetimos, sus efectos son prioritarios para ser metabolizados dentro del organismo y se encuentran en la línea de ser muy buenos, pero también, al excederse, muy malos. Por ejemplo pasar de la estimulación energética (o más bien nerviosa) por una primera taza después del desayuno, a la 4ª o 5ª taza por ahí de las 6 de la tarde, que lo que tiene a la persona es alterada, hiper nerviosa y con indicios de gastritis o úlceras porque no ha comido. Pero dice que sin café no más no “arranca”.
El tema de la cantidad es determinante, aparte de la calidad del grano.
Nunca será lo mismo cuatro tazas de café soluble, o de cápsula, con azúcar y leche, (si a eso se le puede llamar Café) al día; que una taza de café de grano, molido, buena mezcla (no necesariamente cara ni extranjera), y bajo un buen proceso de extracción (percolado, chemex, prensa francesa, etc.), ¿de acuerdo?
La cantidad, esa es otra discusión, o “charla de café” por cierto… tres tazas al día, aun siendo de muy buena calidad ya empieza a ser demasiado. Si son expresos, más. Y si son brebajes con leche y azúcar, y descafeinadas, pues absolutamente nada que ver.
El asunto del grupo sanguíneo también es importante, ya que está en juego la capacidad por lectinas (proteínas en la sangre) de asimilar mejor o no el café. Y también la concentración de ácido clorhídrico en el estómago, por ejemplo, las personas con sangre tipo O, tienen una alta concentración de este, y al sumarle el café, la acidez del estómago es muy elevada, por el contrario con las personas con sangre tipo A, que al tener baja concentración de este ácido, la toma de café se hace en ciertas ocasiones necesaria.
Finalmente, el efecto activador del café está relacionado con la cafeína sin duda, pero… Al pasar frente a una cafetería, o al preparar tu café por la mañana, es obvio que buscas el sabor, la estimulación y el aroma. Pero es efectivamente el aroma el que te pone a respirar, y es la respiración profunda, a cada trago, la que te eleva energéticamente, y el cerebro al estar bien suministrado de oxígeno se siente bien, y te manda la señal de “quién sabe qué estés haciendo, pero no dejes de hacerlo”, y he ahí el enganche adictivo con este controversial consumo.